(la guerra)

Kilometro penúltimo de la carretera tierra-ipanema
-es que esta Jobim en la radio-
apenas dos incomodidades:
me duele la vena aorta y el aire huele a cebolla;
mas somos especialistas en acoplarnos a situaciones difíciles
y conversaciones como esta fluyen con mas confianza
cuando se toma cerveza...

En este momento soy particularmente fotogénico,
mi rostro cínico podría adornar una portada de revista...

La guerra es ambigua;
otros la comenzaron y quizás mi deber ciudadano sea morir,
la muerte como elemento democratizador,
la incertidumbre como lastre que no deja relajar el cuerpo;
tu novia respira una vez mas del tanque de gasolina...

Yo soy el comejen,
esta es mi noche y vibro sobre las manzanas frescas,
la belleza del paisaje se acentúa en noches de feliz borrachera,
tengo a bien informarte, mi amigo, que no entiendo una sola palabra
de lo que me dices con esa sobresaturada
ilusión pueril.

Tu novia es fea, ordinaria
y no sabe contar hasta diez
ni bailar swing, el para-para
o el cha-cha-cha;
pero –según tu- te enamoraste profundamente una tarde de agosto,
-baile y copas-
me dices que mi opinión es una rata indefensa
y me explicas que ella es buena conversando,
posee el don del sicoanálisis
y además sabe cocinar.