Monday, January 03, 2005

tres escritos para dia lluvioso

I

Y tú de parte de quien estas? -Grita mi madre por primera vez – una escena,
en tardes como esta, mi cuerpo es manguera de piedra, un acueducto,
vena aletargada en espera del transito diario, una autopista,
todo lo que aprendí en mi curso de verano, es a mover pies y manos y a decir mentiras,
muevo pies y manos para decir –estoy vivo-
y puedo adivinar lo que hay en la televisión en este momento,
puedo acicalarme gatunamente en espera del amor, sin necesidad de espejos,
la vanidad se fue a maleducar gordas, soy relativamente ajeno a la hermosura,
una vena aletargada pidiendo paz,
un cordón umbilical del que penden mil bomberos que quieren apagarme
el ectoincendio,
la implosión diaria.
Por hoy la espera ha sido breve,
es la hora de la programación neurolinguistica,
-a dormir-
soy una autopista, soy una autopista, soy una autopista......




II
Uno es quien tiende redes falsas, quien chantajea,
puedo decir que es fácil la traición,
(la manera en que la han llevado otros a la practica
me lo confirma, no es mera sospecha)
y si, no lo puedo ocultar
ni soy bueno para esos mimetismos en los que uno dice
-yo no-
yo si he traicionado, he mentido en defensa propia cuando ha sido necesario,
he clavado mis caninos en el cuello de la cotidianidad cuando ya he tenido suficiente hastío
ello me da miedo, ellos me dan miedo, tu me das miedo, yo me doy miedo,
los náufragos ostentan cierta inocencia hoy, una manera diferente de observar,
en el viento hay un velero azul que bifurca las imágenes que deseo plagiar para mis sueños,
para cada uno de los instantes de novela negra,
las historias que he de contar a mis amigos en los ratos de ocio,
las películas que he de narrar los próximos 1230 años:
los close-ups a esta cara ajada, cansada, demacrada, estéril.

La mente vuelve a ser un cinematógrafo cansado, las escenas son las mismas de toda la vida:
he traicionado, he mentido, he clavado, he plagiado.




III

Al patalear siento en mi cuerpo la presión de los tubos que me esprimen en dirección al asiento ortopédico,
no estoy solo,
cuando era niño me gustaba sentarme a ver pasar el tiempo, mi pasatiempo era simple y sencillamente transcurrir,
veía, paciente, como sucedía todo, como pasaba el tiempo, como me daba vuelta el sol, sin apenas advertirlo,
soy yo, ahora, cara a cara,
mi cuerpo es rotundo, decorado por años de excesos,
anécdotas de borracheras juveniles, resacas crónicas,
mi vientre se abulta por debajo de mi camisa,
mi vientre es una madeja de tela que aguarda una novedad
mi vientre es un recipiente,
esta vez no estoy solo.




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