lluevo

“El día de hoy será nublado, con probables chubascos”, decía una jovencita en el noticiero que mi padre observa cada mañana. Ojala llueva y fuerte. Mi padre me dice que me lleve el impermeable, que vaya bien abrigado, que si quiero el paraguas. Le respondo que no, a mi me gusta mojarme.

En la tercera clase cayó la lluvia que tanto esperaba. Los vagos entran a sus clases. Corren a los salones. Calmadamente caminaba, no esquivaba charcos. Toda mi ropa empapada. La luz atravesando las gotas. Había charcos profundos, solo me subí el pantalón a las rodillas. Temblé en clase por el frió. Seguía lloviendo. Que bien. El clima iba acorde a mis sentimientos, a mi vida. La lluvia alegra mi tristeza, la despierta, la zarandea. Mi tristeza brinca de alegría como en un trampolín.

Llego a casa y voy directo ala regadera. Lloro ahí. Mis lágrimas se confunden con el agua.

La lluvia nunca se va de mí y nunca cesara .En mi lluvia, el arcoiris nunca sale. Lo puedes dibujar si quieres pero en realidad ahí no hay nada.