Tuesday, February 07, 2006

Los minutos, uno a uno fueron desfilando frente a él; su rostro, inicialmente perlado de sudor, y adornado con un enorme surco en la frente, poco a poco fue tornándose sereno, amoroso, humano.
Entonces, cogió el revolver con la diestra, y esbozando una tímida sonrisa, se disparó en la sien.

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